Radiografías II.
Algunos pacientes preguntan:
Si es un esguince y no hay fractura, ¿para qué hacer una radiografía?
Lo cierto es que para estar seguro de que no hay una fractura, es
necesaria una radiografía.
En algunos esguinces, la lesión de un ligamento, permite el
desplazamiento de los huesos, esto es notorio en el tobillo. Cuando se
rompe el ligamento que une la tibia con el peroné, donde una pequeña
separación de estos huesos deja como secuela un tobillo débil,
inestable, que va a aparecer esguinces en repetición, con la posible
aparición temprana de una artrosis de tobillo. Otro ejemplo de un
esguince en el tobillo, donde la radiografía nos indica el tratamiento a
elegir, es cuando uno de los ligamentos laterales, interno o externo,
arranca el extremo del hueso donde va a ser necesaria una inmovilización
con yeso o una cirugía si el desplazamiento es grande.
Otra pregunta que me hacen es ¿para qué sacar una radiografía de rodilla
cuando se sospecha una lesión en el menisco? El menisco, si bien es
cierto que no se ve en la radiografía, puede mostrar su adelgazamiento
por lesiones degenerativas o artrosis y también hay lesiones del
cartílago articular, que involucra al hueso adyacente (osteocondritis),
que sí se ve en la radiografía.
Me acuerdo del caso de un paciente de 25 años que tenía dolor al nivel
de un omóplato, típico caso de un dolor por contractura muscular, sin
embargo al sacar una radiografía, nos sorprendió que tenía un neumotórax
espontáneo. Por supuesto terminó en el quirófano. En las tendinitis de
hombro, las radiografías pueden hacer evidente calcificaciones que
indican que se trata de un proceso degenerativo de larga evolución.
En el síndrome del túnel carpiano, la radiografía a veces muestra que la causa es un sobrehueso o calcificaciones.
Conclusión: Las radiografías son muy útiles para llegar al correcto diagnóstico.
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